lunes, 29 de marzo de 2010

AQUELLA NIÑA







“…y la verdad, de ellos vivo, y me mantengo, porque se que estoy sola, y que quizás algún día, pueda contar lo vivido en aquel entonces…”.

Hoy, recuerda la mujer,
La niña de aquellos tiempos.
El campo donde nació, cubierto de rubio trigo
Que se mece con el viento, suavemente,
Descansando la mirada, aquietando el alma.

Ella ve, a su padre, retornar de la labor,
Por ese camino entre espigas que saludan
La vuelta siempre esperada con los días,
Con la sonrisa en los labios que adivinan,
La expresión de expectativa de sus niñas.

Y gozando seguramente aquel encuentro,
Abre su bolsa milagrosa, la caja de Pandora.
Y saca de ella, un trocito de pan: es tu regalo!
Y saca una naranja que pone entre otras manos
También esperanzadas en sorpresas.

Hoy, ella sabe que aquellos presentes,
Que no podrán nunca tener precio,
Han nacido, con amor,
De aquella bolsa que vio sus privaciones
Para poder gozar de sus sonrisas.

Luego una caja de cartón, con un cordel.
Que tenía la expresa definición de cuna
Para una muñeca inexistente todavía,
Que luego sería hecha por su madre
Con retazos de ropa desechada,

Y entonces, seguramente,
La dicha se hacía amplia con aquel juguete nuevo,
Que podría reemplazar a conejos, cobayos y gallinas
Que eran sus bebés hasta ese tiempo,
Regalados por el campo de su vida.

Ahora, recuerda la mujer,
A la niña de aquel tiempo.
Y puede saber que fue feliz bajo el techo de SU casa,
Con la manta del amor de aquellos padres,
Con juguetes de la naturaleza.

Ese tesoro que llevará por el resto de su vida,
Esos recuerdos que ya siempre serán suyos
Y le han hecho saber que nunca echó de menos,
La grandeza que siempre es pasajera,
Que nunca hubiera tenido la misma permanencia
De la fuerza que tienen sus recuerdos.

Carlos Maria Baena


Esto es una dedicatoria a la niñez y sus recuerdos, de Chely, por la pureza de su alma y de sus sentimientos, que ahora se, de donde han sacado sus raíces.

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